Tema 1. Disculpe el señor, se nos llenó de pobres el recibidor*


Waldo Ansaldi **

…“Según el reciente informe sobre los multimillonarios que conforman las 200 personas más ricas del planeta, publicado por la célebre revista norteamericana Fortune, los diez primeros nombres de la lista tienen, en conjunto, una riqueza total igual al ingreso anual de los cuarenta países más pobres (133.000 millones de dólares). Dentro de tan exclusivísimo club, hay algunos latinoamericanos, tales como Carlos Slim Helú, el hombre más rico de México, cuya riqueza (6.600 millones de dólares) es igual al total de los ingresos anuales de los diecisiete millones de sus compatriotas más pobres; o como los argentinos Gregorio Pérez Companc (en el 49º lugar), Roberto Rocca y Amalia Fortabat, cuyos patrimonios personales son, respectivamente, de 5.200, 2.300 y 1.300 millones de dólares. La fortuna de Pérez Companc suma tanto como los ingresos anuales de los 3.500.000 de argentinos más pobres, que en conjunto sólo perciben el 1.6% del total del ingreso nacional (calculado en 300.000 millones de dólares). (11) La desigualdad se hace más brutalmente notoria cuando sabemos que un tercio de argentinos -es decir, entre diez y doce millones de hombres, mujeres, niños y ancianos- «vive» por debajo de la línea de pobreza.

¿Fatalidad? ¿Designio de Dios? ¿Trabajo y esfuerzo de unos y vagancia de otros? Yo digo que es injusto e inmoral, y que no es posible resignarse ante la brutalidad del hecho por el cual unos pocos se apoderan de lo que es de muchos. Como en la sociedad capitalista la desigualdad es parte estructural de él -aun cuando sus niveles sean menores que los actuales-, está claro que sólo voluntad, decisión y acción políticas pueden modificar
tamaña injusticia.

III.

Disculpe el señor,
se nos llenó de pobres el recibidor
y no paran de llegar
desde la retaguardia, por tierra y por mar.

En las últimas décadas, los pobres y la desigualdad económica y social no han dejado de aumentar en el mundo, incluso, y de modo muy marcado, en países desarrollados como Estados Unidos y Gran Bretaña, donde se ha retrocedido a niveles de los duros años 1930. En Estados Unidos, el 20% más rico tenía, en 1969, ingresos 7.5 veces más altos que el 20% más pobre; en 1994, la diferencia aumentó a 11 veces. En Gran Bretaña, a su vez, en 1977, el 20 por ciento más rico percibía ingresos 4 veces superiores a los del 20% más pobre, distancia que en 1994 trepó a siete. En la sociedad británica, entre 1973 y 1991, el 10% más pobre incrementó sus ingresos reales un 10%, mientras el 10% más rico los aumentó un 55 por ciento. En Estados Unidos, el 10% más rico tuvo una suba real de apenas 18%, pero su contrapartida, el 10% más pobre, perdió, siempre en términos reales, un 11 por ciento. (12)

En América Latina, según datos de la CEPAL y el PNUD, los pobres eran, en 1970, el 40 por ciento de sus habitantes, mientras en 1990 ascendían a 46% o, para decirlo, menos elípticamente, 196 millones de personas, cifra que en 1996 subió a 210 millones. Dentro de la región se destacan notablemente Brasil, Colombia y México. En el primero de ellos, el cuartil más pobre percibió sólo el 5.6% de los ingresos en 1979 y un más magro 4.5% en 1988. En México, cayó, entre 1986 y 1990, del 7.4 al 6.6%, mientras en Colombia, en un contexto de leve mejoría, pasó del 5.7 al 6.6 por ciento. En contraposición, el 10% más rico de brasileños y mexicanos incrementó su apropiación de la riqueza, pasando, en el primer caso, del 39.1 al 41.7% (entre 1979 y 1988) y, en el segundo, de 33.3 a 41.1% (entre 1986 y 1990); en cambio, el 10% de los colombianos más ricos se «empobreció»: si en 1980 se llevó el 41.4% de los ingresos, en 1990 descendió a 34.9 por ciento. (13)

En Argentina, el 10% más rico se apropiaba, en 1980, del 29.8% de la riqueza; en 1986, del 34,5%. En 1995, ese mismo sector se hizo del 37,3% de los ingresos nacionales, en contraposición con el 8,4% que percibió el 30% más pobre. A lo largo de las dos décadas que van de 1974 a 1995, aumentaron la riqueza de los más ricos y la pobreza de los pobres, al tiempo que, toda una novedad en la historia de la sociedad argentina, se produjo un sustantivo deterioro de la clase media. En efecto, en 1974, los sectores pobres y medio-bajos se llevaban un tercio de la riqueza (11.2 + 22.4 = 33.6%). Dos décadas después, en 1995, su participación se ha reducido a un cuarto de ésta (8.4 + 18.5 = 25.9%). En contrapartida, la apropiación hecha por los sectores de ingresos medio-altos y por los ricos pasó de dos tercios a tres cuartos, pero esta mayor apropiación de la riqueza se distribuye desigualmente entre quienes se encuentran en los niveles más altos de la pirámide social, pues los de ingresos medio-altos han disminuido 2.4 puntos (de 38.2 a 35.8%), en tanto el 10% más rico ha incrementado su apropiación en un tercio, pasando de 28.2 a 37.3% del total de los ingresos. Ahora bien, dentro de este privilegiado 10% ha habido, a su vez, una verdadera concentración dentro de la concentración: el uno por ciento, la llamada «clase alta» -esto es, para decirlo sin eufemismo, la gran burguesía- captura hoy no menos del 20% del
ingreso nacional.

Dicho en pocas palabras: en el mundo y en la Argentina de hoy, hay más pobreza, exclusión y desigualdad que nunca. Es decir: hay más pobres y cada vez son más.”…

* Este artículo es una versión ligeramente corregida de la ponencia presentada en la Mesa «Exclusión, fragmentación y nuevas identidades», Jornadas Internacionales «Lo público y lo privado: Construcción de una nueva sociedad civil», organizadas por la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, en el año del cincuentenario de su creación, Rosario, 11 y 12 de agosto de 1997. Una versión previa más breve fue presentada, con el mismo título, en el Panel «Pobreza y exclusión social», del V Congreso Argentino de Antropología Social, Universidad Nacional de La Plata, 30-31 de julio y 1 de agosto de 1997. En algunas secciones, sobre todo en la última, reproduzco fragmentos de mi artículo «Más allá del mercado. La cuestión de la constitución de una ciudadanía democrática en la agenda del 2000», que aparecerá en Boletín de la BCN, Nº 120, Biblioteca del Congreso de la Nación, Buenos Aires, 1997, en prensa. El título del trabajo está tomado de Disculpe el señor, poema de Joan Manuel Serrat, cuyos versos son invocados al comenzar cada sección.


** Investigador del CONICET con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (Área Sociología Histórica) de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Profesor titular de Historia Social Latinoamericana en la misma Facultad.

 
 
 
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