2. El Ciclo de la Política y la Toma de Decisiones Ambientales

2.1. El Ciclo de la Política (17)

No existe una sociedad que posea la capacidad, ni los recursos, para atender la totalidad de necesidades y demandas de sus integrantes; sólo algunas de ellas son "problematizadas" a partir de la influencia de ciertos sectores sociales, fracciones de ellos, organizaciones, grupos o incluso individuos estratégicamente situados, que creen que puede y debe hacerse algo al respecto, y están en condiciones de promover su incorporación a la agenda de problemas socialmente vigentes.

Oszlak y O´Donell(18) llaman “cuestiones” a estos asuntos (necesidades y/o demandas) “socialmente problematizados”.

Toda cuestión atraviesa un “Ciclo Vital”, conocido como Ciclo de la Política Pública , o también, Ciclo de Decisiones Políticas, que se extiende desde su "problematización social" hasta su “resolución”(19).

A lo largo de este proceso, diferentes actores afectados positiva o negativamente por el surgimiento y desarrollo de la cuestión, toman posición frente a la misma.

Se pueden identificar cuatro etapas principales para este ciclo, para las cuales las necesidades y usos de la información son diferentes:

  • Identificación de los problemas (“establecimiento de agenda”).
  • Formulación de las políticas y estrategias.
  • Implementación de las políticas y acciones.
  • Evaluaciones de las políticas, estrategias y acciones.

Es importante señalar que entre la segunda y la tercera etapas (formulación e implementación), suele ocurrir el hito más visible del ciclo, consistente en la legitimación formal de la política adoptada mediante la sanción de una norma (ley, decreto, reglamento, etc.)

Los comportamientos (decisiones, acciones, etc.) involucrados en estas tomas de posición tienden a modificar el mapa de relaciones sociales y el universo de problemas que son objeto de consideración en el espacio político en un momento determinado.

Es importante tener en cuenta que, ante una “cuestión” existen distintas formas de ejercicio de poder, tanto para asumirlas, aspecto vinculado al proceso de toma de decisiones, como para impedir su problematización social o su mismo surgimiento como cuestión:

  • negando que el asunto es problemático (argumentando, por ejemplo, que es un falso problema).
  • afirmando que nada puede hacerse (p. ej., la inevitabilidad de la pobreza).
  • “olvidando” el asunto (sin explicitar las razones de la no incorporación a la agenda)
  • desalentando a quienes pretenden plantearlo.

Las cuestiones involucran a actores que pueden hallarse afectados por las mismas. Sin embargo no existe una correspondencia necesaria entre la situación de un actor en relación con una cuestión y su propensión a movilizarse en la defensa o cuestionamiento de dicha situación. Ello puede ocurrir porque el actor no percibe debidamente su condición actual, o la considera natural, o porque no puede movilizarse para modificarla por falta de recursos o amenaza de ser reprimido.

Es por ello que a menudo son otros actores no directamente afectados por la cuestión, quienes deciden iniciarla o reinvindicarla por interpretar que su resolución en un determinado sentido será más congruente con sus intereses y preferencias, mejorará sus bases de apoyo político o disolverá tensiones previsibles que pueden amenazar su poder relativo.



Existe un debate acerca del rol de la participación pública y de los expertos en el proceso de toma de decisión(20).

Es más, las perspectivas generalmente adoptan posiciones polares: mientras que algunos ven al público como predispuesto por las emociones en lugar de los hechos y cree que la toma de decisiones ambientales debe ser el dominio de expertos usando métodos analíticos, otros ven a los decisores como demasiado atentos a los intereses particulares que al interés público, y creen que el público debe ser involucrado plenamente en todas las decisiones ambientales.

En realidad, la participación social y la “expertise” no deben entenderse como una proposición excluyente por sí o por no: dentro de los posibles modos de decisión, ambos serán involucrados en grados y formas diferentes. En este sentido es interesante la representación gráfica de la visión de Harwell et al.(21) Respecto de la participación relativa de la sociedad y de la ciencia en el tratamiento de la cuestión ambiental. Los valores sociales tienen un papel dominante en el estableciendo de objetivos, y los aspectos científicos tienen un papel dominante en la obtención de datos. Los puntos críticos para la política ambiental se definen a partir de consideraciones conjuntas sociales y científicas.

 
(17) Morán, Alberto y Bianchi, Gustavo, 2005. Toma de decisiones ambientales: apuntes para un marco conceptual y metodológico. III Congreso Argentino de Administración Pública Sociedad, Estado y Administración "Repensando las relaciones entre Estado, Democracia y Desarrollo". Asociación Argentina de Estudios de Administración Pública y Asociación de Administradores Gubernamentales. San Miguel de Tucumán.
(18) Oszlak, Oscar y O´Donell, Guillermo, 1981. Estado y políticas estatales en América Latina: hacia una estrategia de investigación. Buenos Aires: Centro de Estado y Sociedad.
(19) Winograd, Manuel (1996) Marco Conceptual para el Desarrollo y Uso de Indicadores Ambientales y de Sustentabilidad para Toma de Decisiones en Latinoamérica y el Caribe. México : PNUMA – CIAT
(20) Morán, Alberto y Bianchi, Gustavo, 2005. Op. Cit.
(21) Harwell, Mark A., Victoria Myers, Terry Young, Ann Bartuska, Nancy Gassman, John H. Gentile, Christine C. Harwell, Stuart Appelbaum, John Barko, Billy Causey, Christine Johnson, Agnes McLean, Ron Smola, Paul Templet, y Stephen Tosini, 1999. A framework for an ecosystem integrity report card. Bioscience, 49 (543:557).
 
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