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Entre 1827 y 1833 comienzan a sentarse las bases del sistema capitalista en España con el Código de Comercio (1829) y la constitución de la Bolsa de Madrid (1831). |
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En 1914 el país no estaba industrializado y la minería y la industria producían solo la cuarta parte de la renta nacional, mientras que la agricultura todavía era responsable del 40 por ciento. |
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El primer problema de la industrialización española es su asincronismo, frente a la sincronización inglesa, entre los cambios técnicos, económicos, ideológicos y políticos que conducen al capitalismo. |
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En el siglo XIX, a España se le ha aplicado el calificativo de “economía dual”, que es tradicional y moderna a la vez, “de subsistencia” y capitalista. En agricultura subsiste, la de tipo antiguo, dedicado a abastecer el mercado rural circundante, sólo una pequeña parte entra en el mercado. La España moderna y capitalizada, de altos rendimientos, muy minoritaria, se localizaba en las zonas del litoral mediterráneo.
El pequeño taller artesano y la empresa familiar con técnicas antiguas y poco capitalizada convivían con la próspera y avanzada industria textil, minería y siderurgia.
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Otros problemas a destacar son: la escasa capitalización de la agricultura; la importancia del capital extranjero en sectores fundamentales como la minería o el ferrocarril; la pérdida del mercado colonial; la inadecuación de la estructura bancaria que es escasa, débil y concentrada en Madrid, lejos de los centros productores; se canaliza la inversión hacia el ferrocarril (descuidando la industria) y hacia la renta pública. |
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El arranque de la industrialización se produce desde que el modelo liberal se asentó tras el fin de la primera guerra carlista en 1840. Se crearon y desarrollaron empresas industriales especialmente en Cataluña.
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El dinamismo industrial, especialmente en el textil algodonero, se vio afectado en 1862 por la crisis de abastecimiento de materia prima a causa de la Guerra de Secesión americana. En 1864 aparecieron los primeros síntomas de crisis en el ferrocarril, a causa de los rendimientos de explotación, que eran tan bajos que apenas cubrían los costes, lo que llevó a la crisis bursátil y financiera de 1866, en Madrid y Barcelona. |
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En la última década del siglo, se desarrollaron las empresas eléctricas y de servicios públicos (aguas, tranvía y alumbrado eléctrico) y, especialmente en Bilbao, las navieras. Pero el escaso crecimiento entre 1901 y 1913 contrasta con el dinamismo europeo, acumulándose el retraso y consolidándose la posición periférica de nuestra economía. No obstante España había logrado reducir su dependencia energética y modernizar su equipamiento industrial, lo que le dio la oportunidad de aprovechar, la coyuntura de la Primera
Guerra Mundial. |
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