A partir de los años `70, la concepción simbólica de la cultura ha sido colocada en el centro de los debates antropológicos por Clifford Geertz, cuyo trabajo magistral en el libro “La interpretación de las culturas” representa un intento por extraer las implicaciones que tiene dicha concepción para la naturaleza de la investigación antropológica.
El interés de Geertz recae en cuestiones del significado, el simbolismo, la interpretación. El concepto que propugna Geertz es un concepto semiótico, pues dice
La cultura es una “jerarquía estratificada de estructuras significativas”, y el análisis de la cultura consiste en desentrañar esas estructuras de significación. En otras palabras, la cultura es la red o trama de sentidos con que le damos significados a los fenómenos o eventos de la vida cotidiana. Y por lo tanto, analizar la cultura consiste en descifrar, interpretar las significaciones que se ponen en juego a través de acciones, expresiones, conductas, las cuales son ya significativas -portan significados- para los individuos que las producen, perciben e interpretan en el curso de su cotidianidad.
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Veamos un ejemplo tomado de Geertz, pero que intentaré simplificar. Supongamos una cultura en la cual el acto de guiñar el ojo tiene cierta significación (piensen que no todos los pueblos guiñan el ojo con alguna finalidad). En el caso de nuestra sociedad, se me ocurren varias razones por las que un individuo puede guiñar el ojo (y me imagino que a ustedes se les ocurrirán otras tantas): como gesto de complicidad, seducción, tic nervioso, seña en un juego de naipes, como imitación de un guiño o parodia del mismo, etc. Ahora viene lo importante: incluso en un gesto tan sencillo como guiñar un ojo, si alguien no pertenece a la cultura en la que los significados mencionados poseen reconocimiento, le será muy difícil comprender la diferencia entre un guiño de seducción de la parodia de un guiño.
Imagino que estarán pensando que nadie comprenderá una cultura, nadie de aproximará al conocimiento de un pueblo por el modo de guiñar un ojo. Es cierto, les mencioné un ejemplo muy sencillo para introducirlos en la concepción simbólica de la cultura, pero piensen en la complejidad de significaciones involucradas en la vida de una comunidad.
Para Geertz, el análisis de los fenómenos culturales es una actividad muy distinta de la que implicaba la que llamamos “concepción descriptiva de la cultura”; para dicho autor, el estudio de la cultura es una actividad más parecida a la interpretación de un texto que a la clasificación de la flora y la fauna. Lo que requiere no es tanto la actividad de un analista que busque clasificar y cuantificar sino más bien la sensibilidad de un intérprete que busque descifrar patrones de significado, discriminar entre distintos matices de sentido y volver inteligible una forma de vida que ya es de por sí significativa para quienes la viven. |
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