6. 2. Antecedentes Históricos Nacionales

En el caso específico de nuestro país, muchos han sido los levantamientos que han marcado un antes y un después, como por ejemplo:

  • el 17 de Octubre de 1945,
  • el Cordobazo,
  • la plaza del 14 de junio de 1982,
  • las Pascuas de 1987,

todos estos casos con la característica principal de:

  • una alta movilización de la población en apoyo o repudio de un orden establecido.

Sin embargo, lo acontecido a fines de diciembre del 2001 provocó un vacío y una incertidumbre que hace que muchos se pregunten:

“...¿Y ahora qué? ¿Adónde nos conduce esto?”.

Se mezclan aquí dos cuestiones.

  • Por un lado, el lógico temor a la revancha de la soldadesca.
  • Por otro, el más racional que se relaciona con los resultados, el éxito o el fracaso o bien si lo que venga será peor de lo que hay.

...Imposible responder. Sabemos sí, que esto se había tornado insoportable.
Y no sólo en Argentina.



Lo nuevo es la actitud de la gente, que parte de la comprensiónde una verdad incontrastable: el modelo consiste en sacarle a los pobres y a sectores de las clases medias, para enriquecer más a los ricos. Cuando ese proceso, que llamamos acumulación, ya no es posible continuarlo sin resistencias, los economistas nos hablan de crisis. Crisis que requiere, entonces, reforzar el proceso con medios más duros. A eso le llamamos ajuste.

  • El valor demostrado por el pueblo argentino en la durísima jornada de ayer jueves, demuestra que la pregunta sobre el destino final de la protesta no tiene demasiado sentido. Los pueblos responden a la opresión con las armas culturales que han ido incorporando a sus saberes sociales a lo largo de su historia. Y este pueblo argentino ha producido sólo a lo largo del siglo XX, insurrecciones periódicas: Semana Roja en 1909, Semana Trágica en 1919, insurrección obrera en enero de 1936, 17 de octubre de 1945, los "azos" de los 60 (Cordobazo, Rosariazo, Tucumanazo)

Ellas fueron jalonando su historia. Algunos levantamientos clausuraron ciclos y abrieron etapas nuevas en su historia. Otros enterraron a la vieja oligarquía o a la feroz dictadura de Onganía. Pero el mismo día de la insurrección era imposible saber el destino final de la lucha por la dignidad.
Todas las crónicas coinciden en que al atardecer del 14 de julio de 1789 París era un caos. Qué sentido hubiera tenido preguntarse: "¿Adónde nos lleva esto? ¿No habremos ido demasiado lejos”
Seguramente la respuesta hubiera sido un encogimiento de hombros, la incredulidad o la duda acerca del buen estado mental del preguntón.
Lo más sano en estos casos es rendirnos ante la evidencia: un pueblo, derrochando coraje y dignidad, ha dicho ¡basta! Mañana, o más adelante, quizá sabremos si las campanas no doblaban, también, por nosotros.
Por ahora, como millones de argentinos, la renuncia de De la Rúa es un alivio. Digno del más entusiasta festejo.” (Zibechi, 2001).

Nuestro análisis de las asambleas debe considerar lo sociocultural, la acción política; debe considerarlos como sujetos y su papel en el cambio, en un proceso creciente de participación, organización y propuesta, como un nuevo actor social y político, ya que creemos importante incluir el modo en que las personas, sobre la base de su posición en el espacio social, perciben y construyen el mundo social.

 
 
 
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