6.3. Metodología

Toda verdad -decía Nietzsche- es sencilla: ¿No es esto una doble mentira? Relacionar algo conocido con algo desconocido alivia, tranquiliza el espíritu y además da cierta sensación de poder. Como primer principio una explicación cualquiera es preferible a una falta de explicación. En rigor, de lo que se trata es de deshacerse de las representaciones angustiosas, no nos exigimos demasiado para hallar medios para alcanzarla: la primera representación por la cual lo desconocido se declara conocido hace tanto bien que se la tiene por verdadero.

Que este recurso a las explicaciones por lo sencillo tenga por función tranquilizar o inquietar, que haga uso de los paralelismos a la manera pars pro toto, de sistematizaciones por alusión o elipsis o de los poderes de la analogía espontánea, es porque el resorte explicativo reside en sus profundas afinidades con la sociología espontánea Ya lo decía Marx: “Semejantes frases literarias, que con arreglo a una analogía cualquiera clasifican todo por primera vez, y tanto más cuanto más identifiquen cosas contradictorias entre sí. Repetidas e incluso con presunción como apotegmas de valor científico, son tot bonnemente (llanamente) necias. Sólo buena para cándidos literatos y charlatanes visionarios, que encastran todas las ciencias con su empalagosa mierda” (Bourdieu, 1993: 44).

Creemos que para entender este nuevo fenómeno social es importante contar con el trabajo teórico del sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930 – 2002). Antes de continuar, deberíamos aclarar la importancia que para él tiene el término “práctica”. No nos va a indicar cómo se hacen las cosas, siguiendo una lista de preceptos generales, sino que va a limitarse a darnos algunos consejos y recomendaciones “abiertas” que podremos aplicar a la práctica en curso. Y sugerirnos técnicas y métodos, para que aprovechemos todas aquellas que creamos adecuadas y utilizables en la práctica. Al decir esto estamos planteando que éstos serán los esbozos de una investigación que se hará con la práctica misma.

Abordando el tema desde otro ángulo (podríamos decir crítico del caso anterior) acusaríamos de “naturalización” del proceso de construcción o aceptación acrítica de que la realidad es tal como se nos presenta, sin concebirse ni siquiera la posibilidad de reflexionar sobre cómo se relaciona la propia subjetividad con esa realidad considerada neutral y externa o ajena al sujeto.

Por eso va a comenzar planteando que es preciso construir el objeto y poner en tela de juicio aquellos objetos preconstruidos. Y que éste es construido en función de una problemática teórica. Para ello, deberíamos primero y ante todo, romper con el sentido común, es decir con las representaciones compartidas por todos, y una de las herramientas más fuertes de ruptura es la historia social del surgimiento del problema, de su progresiva constitución. Así vamos a descubrir que el problema aceptado como evidente (primer impulso de todo investigador) ha sido socialmente producido dentro y mediante un trabajo colectivo de construcción de la realidad social.

  • Por ejemplo, podríamos comenzar planteando que nuestro objeto de estudio no van a ser las asambleas populares sino que deberíamos pensar en términos relacionales, un espacio de relaciones recurriendo a la noción de campo, entendido éste como una red de relaciones entre las posiciones objetivas que hay en él, el nuestro será el campo de la representación política, y como un espacio de lucha en el que se juegan diferentes intereses donde se disputa no sólo por el capital económico, sino también por el capital social, cultural y simbólico. “Entre el recién llegado que trata de romper los cerrojos del derecho de entrada, y el dominante que trata de defender su monopolio y de excluir a la competencia” (Bourdieu, 2000: 135).

En nuestro campo, encontraremos por un lado a los asambleístas y vecinos que en su práctica como movimiento social dejan de ser sólo “víctimas del sistema de representación política” para comenzar a ser partícipes en la conformación de nuevas alternativas de construcción de una política democrática, y por el otro, un Estado incapacitado para cumplir sus roles luego de un proceso regresivo que tiene su comienzo en la última dictadura militar y que se acentúa en la década del ’90 con las políticas neoliberales.


En el campo, la imagen de los sujetos que participan en las asambleas está asociada a un grito desesperado por reclamar todo aquel derecho que el Estado no asume con responsabilidad (pero es lógico que no lo asuma, cuando cambió la categoría de ciudadanos por la de consumidores), y derrotar las medidas de ajuste. Consecuentemente para exigir que los que implementan esas medidas, se vayan, dejen el gobierno y que también se vayan el Fondo Monetario y el Banco Mundial y todas las instituciones internacionales, responsables de lo que les toca vivir, cuestionando a fondo a la clase política y la forma tradicional de hacer política.


Pero debemos tener en cuenta que la construcción del objeto, no se realiza de una vez y para siempre, sino que implica un extenso y constante trabajo que sufre perfecciones, arreglos, correcciones continuos que van surgiendo a partir de nuestra experiencia, como diría Bourdieu, a partir de “este conjunto de principios prácticos” que orientan las elecciones y discusiones de detalles aparentemente insignificantes pero, sin embargo, decisivos. Por ejemplo, los procedimientos de esta investigación esencialmente social: cómo encontrar buenos informantes, cómo dirigirse a ellos, cómo exponerles los propósitos de la investigación y, más generalmente, cómo penetrar en el entorno estudiado que en apariencia son ínfimos incluso insignificantes.

En nuestro caso podríamos demostrarlo argumentando que el proceso de construcción socio-política como el sujeto, continúa, no se detiene. El movimiento crece simultánea y entrelazadamente hacia afuera y, sobre todo, desde adentro, profundizando el proceso de construcción desde abajo (es decir, desde la raíz y desde adentro), partiendo del reconocimiento de que no hay transformación social posible si no parte de las transformaciones internas de cada actor social e individual involucrado en el proceso. Y esto podemos observarlo en las asambleas, que no sólo son una manifestación por un problema sectorial (corralito, seguridad, desempleados, etc.). Es una nueva forma de recrear el tejido social; todos son parte de algo que los une: la necesidad, respondiendo unidos en una plaza o en un espacio público.

La experiencia de destrucción de colectivos sociales en nuestro país a causa del modelo “regresivo” neoliberal terminó dejando al margen de la participación política y social a un conglomerado heterogéneo de sectores sociales, considerados los “perdedores”. Las asambleas barriales fueron reconstituyendo lazos solidarios y formas de organización que permitieron el desarrollo de acciones colectivas.

“Los logros no son muchos, participamos en marchas y protestas, solucionamos temas del barrio. Pero desde mi punto de vista el mayor logro es el logro psicológico, logro que ayudó mucho a muchas personas a solucionar sus problemas y descargar sus emociones” (Julia, 35, Asamblea 20 de Diciembre).

Bourdieu va a sugerirnos que la realidad social puede abordarse desde dos miradas diferentes, una objetiva y otra subjetiva, pero que ambas son parciales.

Desde el modo de pensamiento objetivo, que rescata las relaciones objetivas que condicionan las prácticas (del sentido objetivo), pero no pueden dar cuenta del sentido vívido de las mismas, ni de la dialéctica que se establece entre lo objetivo y lo subjetivo, por ejemplo, podríamos dar una definición de las asambleas que en su calidad de objeto no participante son tomados como objetos de rechazo a los representantes políticos del sistema inhibiéndoselo como sujeto político o sociocultural.

  • Se adopta una visión externa, estática de actores, que no tiene capacidad de organizarse y tienen una ideología muy primaria y confusa. Esto se puede graficar con la frase “que se vayan todos”. Pero la adhesión a esta última definición provoca “deslices semánticos o conceptuales" que establecen una relación contradictoria con la práctica, ya que fueron quitados de la matriz histórica en la cual fueron gestados.
  • Y por otro lado, el modo de pensamiento subjetivo, aquel que tiene en cuenta el sentido vívido de las prácticas, las percepciones y representaciones de los agentes; lo que ellos piensan y sienten, sin considerar condiciones sociales y económicas que constituyen el fundamento de su experiencia.

Bourdieu va a sugerirnos que es indispensable que analicemos dialécticamente ambos sentidos si queremos explicar y comprender las prácticas sociales. Para esto debemos aprehender el sentido práctico, captar el sentido del juego social, aquel que permite vivir como “evidente”, como “natural” el sentido objetivado de las instituciones.

La práctica asambleísta, en algunos casos, se ha institucionalizado y potenciado:

  • crean sus propias ONGs,
  • ofician de coordinadoras de los pequeños grupos,
  • y se convierten en movimientos sociales organizados con mayor poder de presión, una administración económica propia, y con una práctica sistemática de acción política.


Pasaron de ser la expresión inorgánica y espontánea de una protesta legítima, a un movimiento organizado y con capacidad de acción política.

Nuestro análisis de las asambleas debe considerar lo sociocultural, la acción. El proyecto de investigación se ha propuesto abordar simultáneamente a las asambleas por un lado, y a los sujetos que la componen por el otro; intentando observar tanto a lo fáctico de su acción como a lo simbólico de sus visiones y participaciones.

Para esto, se decidió realizar un relevamiento de campo de aquellas Asambleas que se conformaron a fines del 2001 y principios del 2002 dentro del territorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Cabe aclarar que por la envergadura del proyecto, ésta se realiza por etapas y que al momento de la edición del presente documento podemos contar con los datos provenientes de las zonas de Almagro, Balvanera, San Cristóbal, Caballito, Palermo, Pompeya, San Telmo, Villa Crespo y Villa Mitre.

El abordaje ha sido netamente cualitativo.

Para ello:

Se realizaron visitas preliminares a las asambleas para corroborar su existencia, su lugar de reunión como así también días y horas de reuniones.


En una segunda visita, se realizó una observación participante de las mismas para verificar mecanismos de participación, detectar personas claves y temas de discusión.


Por último, se realizaron tres entrevistas no estructuradas por cada Asamblea existente a fin de poder recolectar información sobre las Asambleas mismas y fundamentalmente, para poder recrear su participación en la acción colectiva, como los movimientos sociales se encarnan en los sujetos, y a su vez, cómo las historias personales (de militancia, laborales, etc.) contribuyen a las estrategias de las asambleas, las opiniones e historias de participación de los entrevistados.

  • La decisión de iniciar el proceso de recolección y selección de información mediante observación implicó asumir que las categorías para analizar el problema debían remitirnos a unidades de observación heterogéneas y cambiantes, ya que estábamos en presencia de una gran diversidad de prácticas, de improntas de niveles económico-sociales diferenciados, de articulación de historias y prácticas políticas.
  • El seguimiento de las distintas modalidades de acción y de articulación implicó la observación de unas 18 asambleas de una marco de 49, corroborándose en campo la inexistencia por disolución de las faltantes asambleas. De esta manera, se contabilizan hasta el momento un total de 45 entrevistas.
  • La realización de entrevistas permite triangular la información con la observación del colectivo asamblea, así como de las otras instancias, ya sea interbarrial, interzonales, etc.
 
 
 
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