3.2. Sustentabilidad económica y social de la humanidad


El segundo punto conflictivo deviene de la asimetría en la distribución del consumo de la energía exosomática, principalmente entre ambos hemisferios, aunque también hacia el interior de cada sociedad.

Este punto casi obvio fue el que casi lleva a naufragar la Conferencia de Estocolmo en 1972, rescatada por Maurice Strong a último momento, en la base a un documento consensuado que atendía los problemas de la pobreza, aceptando la necesidad de impulsar el desarrollo en los países más pobres para evitar el deterioro ambiental que ella genera (Holdgate, 1992).

Con posterioridad, el Informe Bruntland incorporó la noción de que el desarrollo sustentable implica maximizar simultáneamente las metas del sistema biológico (diversidad genética, productividad), de los sistemas económicos (fortalecimiento de la equidad, incremento de bienes y servicios útiles) y de los sistemas sociales (diversidad cultural, justicia social, participación). La base de la aceptación social del concepto está en esa promesa de buen futuro para todos. Analizada esta agenda compleja en su conjunto, puede concluirse que se trata de un concepto multidimensional, pero a la hora de las decisiones, puede resultar imposible maximizar simultáneamente diferentes objetivos (Munda, 1995).

Siguiendo un razonamiento de Norgaard (1994), la dificultad estriba en que simultáneamente las empresas quieren ventas sustentables, los consumidores compras sustentables, los agricultores cosechas sustentables y los trabajadores empleos sustentables.



Hay argumentaciones muy difundidas que señalan las dificultades ambientales que habría si toda la humanidad pasara a tener el consumo exosomático de las sociedades opulentas. Ya sea que se calcule para el uso de automóviles, para el consumo de energía eléctrica o para otras variables, la conclusión es la misma.

En consecuencia, si no es posible extender el patrón actual de consumo a todos los habitantes del planeta, el problema a considerar ya no sería solamente un conflicto distributivo, sino de la propia generación de las riquezas (Angel Maya, 1995)

La visión de muchos autores, especialmente en el Hemisferio Sur, es que el concepto de sustentabilidad no se limita a mantener las reservas físicas o el nivel de producción de un ecosistema, sino que implica aumentar la calidad de vida humana. Se habla entones de sustentabilidad del sistema social (Rojas, 1993; Winograd, 1995).

 
 
 
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