En la unidad primera analizamos la herencia del siglo XIX largo centrándonos fundamentalmente en el legado de las revoluciones burguesas y la Revolución Industrial; los aspectos fundamentales de la economía y la política y las ideologías vigentes. El conocimiento de estos temas es imprescindible para la comprensión cabal del siglo XX. Sobre estas bases damos inicio en esta clase a la segunda unidad.
Esta nueva unidad se denomina el mundo de entreguerras y abarca cuatro clases. Los temas tratados en estas cuatro clases son, respectivamente:
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Vista panorámica del siglo XX. Las guerras mundiales: rasgos y novedades |
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La Revolución Rusa y los avatares de la URSS hasta 1945. |
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La crisis económica del 29 y sus consecuencias. |
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Los fascismos y el Holocausto. |
En esta primera clase de la segunda unidad comenzamos con una vista panorámica del siglo XX que nos servirá de guía para todos los temas que trabajaremos hasta finalizar esta asignatura. Luego, nos detendremos en Las guerras mundiales: rasgos y novedades. Las lecturas obligatorias para esta primera clase son “Vista panorámica del siglo XX” y el capítulo 1° de la Historia del siglo XX de Eric Hobsbawm publicada en Barcelona por la editorial Crítica en 1995. Cronológicamente, esta clase abarca desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial (1914) hasta el final de la Segunda (1945).
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Es importante percibir, al ir preparando la asignatura, que los cuatro temas incluidos en esta unidad (Las guerras mundiales: rasgos y novedades; La Revolución Rusa y los avatares de la URSS hasta 1945; La crisis económica del 29 y sus consecuencias y Los fascismos y el Holocausto) se desarrollan en el marco cronológico ya señalado, es decir: 1914-1945. Resulta conveniente a medida que vamos trabajando construir líneas de tiempo que nos permitan ubicarnos cronológicamente y utilizar mapas para orientarnos geográficamente. |
Todos sabemos que los siglos duran 100 años. Pero, para este particular siglo XX que comenzamos a estudiar, utilizaremos un recorte cronológico aplicado por el eminente historiador inglés Eric Hobsbawm que señala como Siglo XX corto al lapso transcurrido entre el inicio de la gran Guerra o Primera Guerra Mundial en 1914 y la disolución de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (a partir de ahora mencionada como URSS) en 1991.
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Al analizar este período histórico Hobsbawm conforma un tríptico pues lo divide en tres etapas |
En este tríptico Hobsbawm diferencia claramente una primera etapa que se caracteriza por la quiebra de la hegemonía europea y el derrumbe de la civilización occidental. La denomina “Era de las catástrofes”. ¿Por qué esa denominación? Pues entre 1914 y 1945 tuvieron lugar dos guerras prolongadas y feroces con millones de muertos, oleadas de rebelión, una revolución generalizada, la desarticulación de los grandes imperios coloniales, una crisis económica de una magnitud, extensión, profundidad y duración inusitadas, la emergencia y consolidación de formas de gobierno abusivas y expansivas. Fuertemente vinculados entre sí, todos estos procesos hicieron de este lapso temporal un período de enormes perdidas en vidas, valores y bienes materiales.
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Utilizamos para organizar los temas a estudiar en esta unidad el cuadro que figura a continuación y detectamos en rojo/subrayado la temática de esta clase. |

Finalizada la Segunda Guerra Mundial se inició un período denominado la Guerra Fría que se extendió hasta la disolución de la URSS Esta etapa se caracterizó el enfrentamiento entre las dos grandes potencias consolidadas tras la guerra y el consiguiente hundimiento de las hasta ese entonces potencias occidentales como el Imperio Alemán, el Reino Unido de Gran Bretaña, Francia, Italia, entre otras y el Imperio Japonés en Oriente. La bipolaridad, que el enfrentamiento entre Estados Unidos y la URSS hizo evidente, marcó la historia de la humanidad por más de cuarenta años pues el reparto de territorios entre ambas y el establecimiento de áreas de influencia involucró directa o indirectamente la totalidad de los países de los diferentes continentes.
Esta situación de enfrentamiento y bipolaridad se mantuvo hasta la disolución de la URSS dando cierta homogeneidad en cuanto a las relaciones internacionales al período. Pero, si se tienen en cuenta otros aspectos, se verifica claramente la existencia de dos etapas bien diferenciadas que conforman con la Era de las Catástrofes el tríptico señalado por Hobsbawm. La primera de estas etapas es la Edad de Oro que se extiende desde fines de la década del cuarenta hasta mediados de la década del setenta y que incluye a los plateados años cincuenta y los dorados años sesenta caracterizados por notables cambios económicos y sociales. La segunda etapa, que es de crisis mundial y cambios políticos de enorme trascendencia, se inicia a partir de 1973 con el fin de la bonanza económica de los años anteriores y culmina con el fin del orden bipolar al colapsar la URSS.
Pensar
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Resulta sumamente interesante reflexionar sobre estos cambios tan drásticos y sus consecuencias pues forman parte de la realidad en que vivimos hoy en día. Para lograr su cabal comprensión el análisis del siglo XX resulta fundamental. |
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La Gran Guerra o Primer Guerra Mundial (1914-1918) marca el inicio histórico del siglo XX según Eric Hobsbawm. Este autor hace referencia a la Época de la Guerra Total al analizar estos conflictos bélicos y marca diferencias con las acontecidas en siglos anteriores. Trabaja en un mismo capítulo ambas guerras mundiales y establece comparaciones entre ambas. |
Además de la ausencia de grandes guerras en Europa entre 1815 y 1914, es importante señalar que hasta 1914 los conflictos que involucraron a las grandes potencias fueron altamente desiguales pues no implicaban paridad de fuerzas entre los contendientes y prácticamente no repercutieron en la vida de los civiles de los países vencedores. Algunos ejemplos válidos al respecto son las guerras que Estados Unidos emprendió contra México en la primera mitad del siglo XIX y contra España a fines del mismo siglo; las expediciones imperialistas en Asia y África o, incluso, la derrota francesa en México.
Pensar
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Uno de los cambios fundamentales entre estas guerras y las del siglo XX remite a la dimensión de estas últimas que transformó al mundo entero en beligerante y/u ocupado. El impacto en la población civil fue altísimo, de una dimensión infinitamente mayor. La guerra adquirió un carácter que solo admitía la victoria o la derrota total pues de guerras con objetivos limitados y concretos se pasó a objetivos ilimitados que involucraban el aniquilamiento del adversario. |
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La Gran Guerra se extendió desde 1914 hasta 1918. Sus raíces se rastrean en el siglo XIX y abarcan, entre otras, la competencia industrial, naval y financiera entre las diferentes potencias; el imperialismo y el consiguiente reparto del mundo; la prédica nacionalista vinculada a la conformación de los Estados-Nación; reclamos territoriales de vieja y nueva data; tensiones sociales, políticas y económicas que ponían en jaque a las fuerzas gobernantes de los diferentes territorios. Los sistemas de alianzas, gestados a fines del XIX y modificados a principios del XX, favorecieron la conformación de dos bloques antagónicos. Inicialmente, las fuerzas de ambos contendientes parecieron equilibradas. Inglaterra, Francia y la Rusia zarista conformaron un bloque al que posteriormente adhirió Italia y se sumó Estados Unidos, además de otros muchos estados. Sus oponentes tenían como sustento al Imperio Alemán aliado a la Monarquía Austro-Húngara y a un convulsionado estado turco. Se combatió larga y ferozmente en los frentes Occidental, Oriental, Alpino o Italiano, Balcánico, Marítimo, Colonial y del Cercano Oriente. La denominación y ubicación geográfica de estos frentes nos permite entender por qué estamos hablando de una guerra “mundial”. |
La guerra duró y costó, en vidas y bienes materiales, mucho más de lo que cualquier cálculo previo hubiese supuesto. La tecnología puesta en juego para la industria bélica puso de evidencia su poderío destructor. La guerra sirvió además para llevar a cabo acciones que, en este particular contexto, no fueron ni evitadas ni paliadas. Ejemplo claro al respecto es el exterminio de un 1.500.000 armenios que habitaban en territorio turco, la dispersión de los sobrevivientes y el intento de aniquilación de su lengua y cultura.
También, en estas circunstancias bélicas y directamente vinculadas a ellas, se inició en 1917 una revolución que puso fin al zarismo en Rusia. Esta revolución repercutió fuera de su territorio en dos sentidos diferentes. Por un lado, al alejarse Rusia de la guerra alteró el curso del frente bélico oriental; por otro, incidió en la oleada revolucionaria que en 1918 sacudió a Europa Oriental y Central.
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La guerra provocó millones de muertos y la destrucción de viviendas, caminos, barcos, industrias, cultivos, etc. Modificó sustancialmente el mapa de Europa. La desintegración de los imperios ruso y austro-húngaro, el desmembramiento del territorio bajo dominio turco, los cambios en el territorio del desaparecido Imperio Alemán significaron cambios de fronteras e, incluso, el surgimiento de nuevos estados. La guerra finalizó con la firma de un conjunto de tratados, conformado por los de Versalles, Trianon, Neuilly y Sèvres, que no fueron negociados sino impuestos a cada uno de los vencidos respectivamente. La dureza de las condiciones aplicadas a los vencidos, especialmente a Alemania considerada responsable de la guerra, anularon cualquier posibilidad de una paz duradera. Las fricciones entre los vencedores y el retiro de Estados Unidos el gran vencedor contribuyeron a inestabilizar aún más la situación. La destrucción del sistema económico previo, la pérdida de hegemonía de Europa en el contexto mundial, particularmente de Inglaterra, el triunfo de la Revolución Rusa liderada por Lenín, hicieron de la post-guerra un período altamente conflictivo. La crisis económica de 1929 empeoró notablemente la situación internacional ya inestable y acentuó tensiones y desequilibrios. |
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En la década del 30 se hicieron visibles las consecuencias económicas, sociales y políticas del crack del 29. Contemporáneamente, y fuertemente vinculados a la crisis, algunos estados emprendieron acciones militares tendientes a su expansión. Japón en Manchuría, Italia en Etiopía son algunos de los ejemplos que podemos mencionar. Pero fue, fundamentalmente, la reconstrucción de Alemania vinculada a un nacionalismo extremo exacerbado por las condiciones de la Paz de Versalles el centro del problema. Encabezado por Adolph Hitler, militarizado y armado, el III Reich comenzó un proceso de expansión que al avanzar sobre Polonia dio comienzo a una nueva guerra mundial, más mortífera y destructora que la anterior.
La guerra submarina y la inclusión de la aviación como fuerza bélica hicieron de esta guerra un nuevo tipo de conflicto. En la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Alemania, Italia y Japón conformaron el eje. En esta alianza el III Reich alemán constituía la fuerza principal. En 1939 la guerra estalló como un conflicto europeo y para 1940 el poderío alemán se hacia sentir en el continente. Solamente, Gran Bretaña resistía a ese brutal empuje para 1940-1941. |
Punto de inflexión es 1941. Año marcado por la invasión alemana a su antiguo aliado, la URSS El fracaso en este frente fue determinante para la evolución del conflicto bélico. El avance ruso sobre Europa Oriental y Central, la expansión japonesa en Extremo Oriente, la inclusión de Estados Unidos en el conflicto, le dieron dimensión mundial a la guerra.
Pensar
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Ideológicamente opuestos, Estados Unidos y la URSS combinaron sus fuerzas para aniquilar al Reich alemán. Tres años requirió derrotarlo. La victoria aliada fue total y la rendición alemana incondicional. El avance del Ejército Rojo y el bombardeo efectuado por la aviación norteamericana devastaron ciudades y campos. Ambas potencias, e Inglaterra junto con ellas, negociaron entre 1943 y 1945 a través de conferencias internacionales el reparto de territorios y áreas de influencia entre los futuros vencedores. Pactaron también las características del nuevo orden internacional. Derrotar a Japón llevo mucho menos tiempo, pero no menor nivel de destrucción. Estados Unidos, en forma unilateral, puso fin a la guerra en Extremo Oriente logrando la rendición incondicional de Japón con los bombardeos atómicos de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. La humanidad todo, inició en ese momento una nueva era signada por el poder destructivo que alcanzó la tecnología puesta al servicio de la guerra. |
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Eric Hobsbawm destaca en estas páginas la magnitud de las pérdidas en vidas humanas que caracterizaron estas guerras. La lucha por la supervivencia llevo el enfrentamiento al límite. La guerra adquirió un carácter total. Afectó a todos los ciudadanos, alcanzó un altísimo nivel de destrucción y determinó y transformó el nivel de vida la población. La guerra masiva requiere producción masiva. Por lo tanto, la gestión y la organización apuntan a ese preciso fin e involucran la totalidad de los recursos.
Pensar
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La Primera Guerra no resolvió los problemas que le dieron origen y generó nuevos problemas de difícil solución. Cerró una etapa que fue considerada, desde un presente amargo, como un pasado irrecuperable. La idea de progreso vigente en el pensamiento del siglo XIX chocó con una realidad que planteaba un futuro incierto. Los vencedores, salvo Estados Unidos, y los vencidos estaban exhaustos y debilitados. |
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La democracia quedó desprestigiada y debilitada. Esto facilitó el surgimiento de fuerzas antidemocráticas que resultaron atrayentes para las masas y favorecieron políticas que cercenaban los derechos de sus ciudadanos y buscaban la expansión militar sobre otros territorios. Las paces firmadas pusieron fin al conflicto pero no sentaron las bases para una paz duradera. A los veinte años de finalizado el conflicto una nueva guerra, europea en su origen, sacudía nuevamente al mundo.
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La situación al finalizar la Segunda Guerra fue radicalmente diferente en muchos aspectos. No una, sino dos son las potencias que se consolidan tras el conflicto. Dos potencias que, coyunturalmente, se unieron para la derrota del Reich alemán, pero que obtenida ésta, fueron feroces competidoras. En el marco de este enfrentamiento, denominado Guerra Fría, la situación internacional quedó estabilizada por decenios y los esfuerzos realizados para reorganizar la economía beneficiaron ampliamente, incluso a los vencidos. |
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Hobsbawm inicia la Era de las Catástrofes con el comienzo de la Primera Guerra y la finaliza con la rendición incondicional de los vencidos en la Segunda Guerra. Pero entre una y otra de estas guerras se formó y consolidó la URSS, tema que analizaremos en la próxima clase; se establecieron regímenes como el fascismo y el nazismo; y una crisis económica de magnitud inusual golpeó duramente a las diferentes economías. Estos temas que se trabajan en las próximas clases y que forman parte de la Segunda Unidad tienen una fuerte interrelación entre sí. Es importante, por lo tanto, al completar las lecturas asignadas para toda la unidad integrar estas temáticas para lograr su cabal comprensión.
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