La definición de patrimonio y su evolución en el tiempo - 4

En la edición 2005 de las Directrices Prácticas para la aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, se incorporan los itinerarios como categoría específica de patrimonio cultural. En este caso se trata de una categoría cuyo componente esencial es una vía de comunicación, ya sea terrestre, acuática o mixta, en cuyo recorrido se han dado, a lo largo del tiempo y de manera continua y sostenida, intercambios e influencias culturales a lo largo de un período de tiempo.


De este modo, el concepto de itinerario cultural incluye a otras categorías, ya que a lo largo de los caminos es posible encontrar componentes materiales de diversa naturaleza (paisajes naturales y culturales, ciudades, pueblos, instalaciones industriales, edificios, etc.) como inmateriales (lenguas, costumbres, tradiciones).

Con la incorporación de los itinerarios culturales, la noción de patrimonio alcanza una dimensión no sólo territorial sino, en ocasiones, intercontinental.


Ejemplo
Se puede citar, a modo de ejemplo, el proyecto Camino Real Intercontinental, actualmente en desarrollo, basado en el estudio de las vías de comunicación que vinculaban a la península Ibérica con sus territorios de ultramar y, en sus recorridos, la identificación y registro de los componentes patrimoniales existentes.



A la par que las nuevas categorías mencionadas, también ha ganado terreno la identificación, protección y conservación del patrimonio moderno, en particular el del siglo XX. Acciones y reuniones científicas desarrolladas desde mediados de la década de 1980, así como el incremento en la inscripción de bienes del período en la Lista del Patrimonio Mundial, atestiguan el creciente y sostenido interés que el tema suscita.    

Durante la década de 1990 y lo que va del nuevo siglo, el patrimonio inmaterial o intangible ha ganado un lugar de privilegio en lo que concierne a estudios, reuniones científicas y documentos internacionales.

Su evolución puede ser seguida a través de una serie de documentos, en cuya gestación y aplicación cabe a UNESCO un papel fundamental, que, en un lapso que excede en poco los diez años, contribuyen a que haya ganado la fuerza y difusión actuales. 

En noviembre de 1989 la Conferencia General de la UNESCO aprobó la Recomendación sobre la salvaguardia de la cultura tradicional y popular, definida como “el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundadas en la tradición, expresadas por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes”. Con este texto, la consideración de un patrimonio inmaterial adquiría importancia y difusión internacional.


El reconocimiento del patrimonio inmaterial quedó plasmado asimismo en la distinción establecida en 1999 por UNESCO referida a “obras maestras del patrimonio oral e inmaterial”, que incluye formas de expresión orales y tradicionales como lenguas, literatura oral, danzas, música, juegos, mitología, rituales, costumbres y técnicas artesanales.

La distinción fue otorgada hasta el momento en dos ocasiones, y, en lo que concierne al contexto latinoamericano, incluye expresiones como los carnavales de Oruro y Barranquilla.

El punto culminante de la creciente importancia otorgada al patrimonio inmaterial es la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, aprobada por la Conferencia General de UNESCO en octubre de 2003.


En el documento se define al patrimonio cultural inmaterial como “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.

Al reconocimiento de creaciones tradicionales y populares se incorporó el correspondiente a los modos transmitir conocimientos, técnicas y tradiciones, particularmente a través de la expresión verbal y directa entre maestro y aprendiz.

El mismo año de la Convención sobre el patrimonio inmaterial, UNESCO adoptó las Directrices para el reconocimiento de los tesoros humanos vivientes, es decir, personas que encarnan, en grado máximo, las destrezas y técnicas necesarias para la manifestación de ciertos aspectos de la vida cultural de un pueblo y la perdurabilidad de su patrimonio cultural material.


A modo de síntesis, podemos expresar que, en su concepción actual, la idea de patrimonio es amplia e integral e incluye tanto componentes naturales como culturales, materiales e inmateriales.

La Carta Internacional del Turismo Cultural, adoptada por el Consejo internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) en 1999, presenta una definición que puede cerrar esta sección: el patrimonio abarca los paisajes, los sitios históricos, los emplazamientos y entornos construidos, así como la biodiversidad, los grupos de objetos diversos, las tradiciones pasadas y presentes, y los conocimientos y experiencias vitales.

Registra y expresa largos procesos de evolución histórica, constituyendo la esencia de muy diversas identidades nacionales, regionales, locales, indígenas y es parte integrante de la vida moderna. Es un punto de referencia dinámico y un instrumento positivo de crecimiento e intercambio.

 
 
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