Los documentos internacionales sobre Patrimonio
Analizando el contenido de esta importante fuente teórica puede establecerse, a priori, una distinción.
Hasta los años 60 el punto de partida fundamental fue el concepto de monumento, en tanto que a partir de los 70 se pondrá en práctica una visión más global en la que se considere como motivo de estudio y conservación el tejido urbano en su conjunto, incluyendo tanto a los edificios monumentales como a la arquitectura menor.
Haremos una presentación de los principales documentos internacionales, de los que podrán encontrar en la Bibliografía los textos completos.
Se trata del primer documento internacional sobre monumentos. No lo hemos incluido entre los documentos adjuntos en la bibliografía ya que en la actualidad reviste interés fundamentalmente histórico; sus conceptos principales fueron retomados o bien reformulados en la Carta de Venecia de 1964.
La Carta de Atenas es el resultado de una reunión convocada por la Oficina Internacional de Museos. Aún se hace referencia a la influencia de Viollet-le-Duc, al constatarse el paulatino abandono de las restauraciones en estilo. Reconoce que "en el caso de que una restauración aparezca como indispensable a causa de la degradación y destrucción, se recomienda respetar la obra histórica y artística del pasado, sin proscribir el estilo de ninguna época."
No se define explícitamente el concepto de patrimonio o bienes a conservar, si bien la palabra "monumento" aparece con frecuencia, con lo que queda claro que el documento está dirigido particularmente al edificio individual de alta significación. La escala urbana, por lo tanto, no constituye un motivo fundamental de reflexión, aunque aparecen algunas recomendaciones referidas a la relación entre el monumento y el medio, “...respetar en la construcción de edificios el carácter y la fisonomía de la ciudad, especialmente en la proximidad de monumentos antiguos, para lo cual el ambiente debe ser motivo de atención especial. Igual respeto debe tenerse por aquellas perspectivas
particularmente pintorescas”.
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Carta internacional sobre la conservación y la restauración de los monumentos y los sitios (Carta de Venecia), 1964 |
Este documento fue elaborado a modo de conclusión del II Congreso Internacional de Arquitectos y Técnicos de Monumentos Históricos, reunido en Venecia en mayo de 1964. Constituye un hito fundamental en la evolución de la teoría de la conservación, cuyos principios han orientado las tareas de intervención sobre bienes patrimoniales durante los últimos cuarenta años.
El documento está centrado aún en el monumento individual, aunque esboza la escala urbana. Queda claro que el concepto de monumento es amplio, pues "comprende la creación arquitectónica aislada así como también el sitio urbano o rural que nos ofrece el testimonio de una civilización particular, de una fase representativa de la evolución o progreso o de un suceso histórico. Se refiere no sólo a las grandes creaciones sino igualmente a las obras modestas que han adquirido con el tiempo un significado cultural."
Hay una parte, un artículo que está referido al tema de los usos. La carta de Venecia dice en uno de sus artículos que la Conservación del Patrimonio se beneficia en la medida que el patrimonio o los edificios patrimoniales tengan un fin o un uso que sea útil a la sociedad. Es decir, hay un tema esencial, y es que los edificios deben ser usados; un uso que puede ser el mismo para el cual el edificio fue construido, o bien, puede ser uno nuevo.
Lo que sí deja claro es que esos usos deben ser, sobre todo si estamos pensando en usos nuevos, compatibles con las características del edificio. Inclusive más que características, usaría el término valores.
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Hay un punto central, reitero, que es el acuerdo sobre los valores, definir o identificar cuáles son los valores de un edificio patrimonial y la idea que esos usos posibles a afectar en un edificio nunca pueden ir en detrimento de
sus valores. |
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La diferenciación entre lo original y lo nuevo, como ya lo veníamos comentando que apareció con los italianos a principios del siglo XIX, reaparece con mucha fuerza a fin del siglo XIX y a partir de ahí ha sido una constante en la medida que haya que incorporar algún elemento por una cuestión de estabilidad, funcionalidad o de ampliación de un edificio, siempre habrá que diferenciar lo original de lo nuevo.
Consideración por el aporte de todas las épocas.Acá es cuando, quienes redactaron la Carta de Venecia, plantearon una postura que, de alguna manera, trataba de corregir de ahí en más la influencia de Violet-le-Duc.
Recordemos a Violet-le-Duc, para él lo esencial era la unidad estilística del edificio; de ahí que, cualquier agregado posterior al momento de la construcción, independientemente de su antigüedad, de su valor, de sus características, de su autor, etc., debía ser removido.
Lo que dice la Carta de Venecia en este sentido es que hay que conocer la historia de
ese edificio.
Hay un momento original pero luego el edificio va pasando por una serie de alternativas a lo largo del tiempo; puede tener ampliaciones, puede tener agregados, alteraciones, modificaciones, etc. Entonces, todas esas instancias deben ser consideradas, al menos, en el estudio y en la evaluación, y que no se podrá remover nada del edificio en tanto no haya un acuerdo, un consenso en que aquello que se está removiendo, desplazando, eliminando sea algo que efectivamente no tiene ningún valor en si mismo y perturba al edificio o a los valores del edificio.
La Restauración como acción excepcional. Recuerden que la idea de restauración es justamente volver al estado que el edificio tuvo en algún momento y que por alguna causa perdió, por deterioro, o porque le faltan partes, o porque se han perdido partes de la decoración o de las terminaciones superficiales, etc.
La Carta de Venecia, en primer lugar, privilegia la conservación frente a la restauración. Dice que la restauración debe tener un carácter excepcional y que debe estar basada en documentos, tanto gráficos como escritos, que nos permitan fehacientemente saber cómo era eso que vamos a recomponer. Por eso aclara que la restauración termina donde empieza la hipótesis.
Por otra parte, hay toda una recomendación respecto justamente a la relación del edificio patrimonial con su contexto físico, con su entorno. La Carta de Venecia dice que las medidas de protección de un monumento deben extenderse a un entorno a escala de ese monumento.En algunos casos podrá ser una perspectiva, una calle, los edificios que lo rodean, etc. Dentro de ese entorno habrá que cuidar las relaciones de volumen,
de materiales, de color, para mantener esa relación armónica entre el monumento y
su entorno.
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Me detengo en la cuestión de la autenticidad, porque es uno de los puntos clave y ha generado un sinfín de discusiones, reflexiones, reuniones, etc. Justamente, en la Carta de Venecia dos veces aparece la palabra autenticidad, las dos veces casi “al pasar”. En realidad, no se detiene a analizar qué es
la autenticidad. |
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Hay un párrafo, que está en el preámbulo que dice, cuando menciona a los monumentos, que la humanidad aspira a legarlos a las generaciones futuras en toda la riqueza de
su autenticidad.
La otra mención es la que figura al hablar de la restauración; dice que la restauración tiene como fin conservar y revelar los valores estéticos e históricos de un monumento y se fundamenta en el respeto hacia los elementos antiguos y las partes auténticas. |