Las hipótesis se ponen a prueba: cómo deducir - 2

Es necesario remarcar que los mecanismos deductivos permiten visualizar cómo se traslada la verdad o falsedad entre las premisas (las dos primeras), y las conclusiones (los enunciados que expresan el resultado de la experiencia de extirpar el páncreas a Sultán). La esencia del método hipotético-deductivo consiste en esto, en saber cómo la verdad o falsedad del enunciado básico dice acerca de la verdad o la falsedad de la hipótesis que ponemos a prueba, que, como recordamos, es algo que ignoramos al comienzo de la investigación, cuando la proponemos para solucionar un problema.

Por supuesto, el proceso puede ser mucho más largo, e incluir hipótesis intermedias, pero este es un buen esquema que lo sintetiza.

Esta manera de presentar al método hipotético-deductivo muestra una de sus características más notables, y resulta más evidente si la comparamos con el método inductivo.

En la inducción, lo sabemos, se buscan casos en los que ocurra algo, para de allí generalizar. Lo mismo sucede si se sostiene que un apoyo estadístico otorga visos de verdad a una ley.


Popper responde que siempre es posible encontrar casos positivos de casi cualquier hipótesis, sean curaciones milagrosas, canales de Marte, casos de muerte y resurrección, o ovnis.

Su propuesta metodológica implica someter a examen las hipótesis de la manera más exigente posible, que no es la de buscar aquellos casos en los que se cumple. Por lo contrario, ponerlas a prueba consiste en buscar sus contraejemplos con toda decisión -eso es lo que son los existenciales negativos- y ver que no se cumplen, para seguir sosteniéndolas.

La ética que el método hipotético-deductivo exige del científico es que proponga los más exigentes contraejemplos, y compruebe que no se cumplen. Afirmar la hipótesis significa -fundamentalmente- refutar los contraejemplos.

Este proceder es coherente con concebir el avance del conocimiento mediante la crítica racional, y por supuesto con el proceder de los propios científicos, que deben responder cuando presentan sus hipótesis en artículos o congresos, a los contraejemplos a que los someten sus colegas. Sólo así pueden mantener sus puntos de vista: si previamente han tratado de refutar sus propias hipótesis, y no pudieron; señal que podrán defenderlas de los intentos de refutación que sufrirán cuando sean discutidas públicamente.

 
 
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