Introducción
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En el artículo anterior presentamos un esquema del método
hipotético-deductivo que presentaba una secuencia de pasos
al final de los cuales, dependiendo de los resultados de la investigación,
la hipótesis se encuentra o bien refutada, si sus predicciones
no coinciden con lo observado, o bien corroborada, si coinciden. |
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Habíamos mencionado que si bien posibilita una introducción
adecuada a los principales argumentos del hipotético-deductivismo,
ha sido llamada dogmática o ingenua,
y provendría de una incorrecta simplificación del pensamiento
de Karl Popper y de Claude Bernard.
Aun cuando podamos considerarla dogmática, representó un
avance frente al inductivismo, que obligaba a partir de hechos desnudos y a inducir luego teorías verdaderas.
Tres pretensiones que constituían exigencias imposibles de cumplir,
al estar desvinculadas de la realidad de la investigación, y frente
a las cuales incluso el refutacionismo dogmático representó
una liberación para los científicos.
El hipotético-deductivismo se ha llamado también refutacionismo
o falsacionismo. Al invertir la relación entre teorías y
hechos, y al estipular que las primeras son libres creaciones del intelecto
humano, el hipotético-deductivismo rompe el corsé de acero
del inductivismo, que limitaba la labor científica a observar hechos
(pero ¿cuáles?), induciendo luego leyes que no se encontraban
justificadas por el método, y en las cuales no se podían
introducir conceptos explicativos nuevos, los términos teóricos
propios de cada ciencia.
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Claude Bernard, el gran científico iniciador de la fisiología
hacia mediados del Siglo XIX, y que presentó por primera
vez al método hipotético-deductivo casi como se lo
conoce en la actualidad, narra una experiencia que ilustra acabadamente
el punto: |
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Claude Bernard nos muestra, primeramente, coincidiendo con Popper, que
el experimento surge de la teoría y no a la inversa ("yo me
sentí llevado a probar esta punción como resultado de consideraciones
teóricas que no necesito recordar"), y a continuación
su tenacidad en persistir en su hipótesis primera, pese a repetidas
situaciones refutatorias. Luego va a argumentar -y suponemos que debe
haberse visto frente a tales situaciones en el curso de sus extensas investigaciones-
que debería persistirse incluso en ausencia de un primer éxito
casual como el que menciona:
No piensa, en el relato anterior, que su teoría esté refutada
porque el experimento no fue exitoso en más de ocho ocasiones.
Ahora nos dice que tampoco la hubiera considerado así aunque la
experiencia hubiera salido mal dos o tres veces, incluso en ausencia de
un éxito casual que animara seguir el camino emprendido. Y si,
siguiendo los dictámenes del refutacionismo ingenuo lo hubiera
hecho, si hubiera pensado que la confrontación con la naturaleza
la refutaba, hubiera estado en un error.
¿Cometía acaso un atentado contra la racionalidad, contra la lógica cuando procedía de esta manera, como lo hubiera supuesto un refutacionista dogmático? El hipotético-deductivismo liberalizado es la respuesta metodológica que devuelve la razonabilidad al proceder del científico cuando defiende su hipótesis pese al fallo descalificatorio de la naturaleza, concediéndole una cuota mayor de libertad en su accionar.
Ella surge de las condiciones propias de la situación experimental
-que introduce una complejidad mayor al esquema del hipotético-deductivismo-,
y al cuestionamiento de lo indubitable de el o los enunciados básicos
que refutan la hipótesis. |