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¿Qué sucede cuando entre el enunciado básico
que describe un cierto estado de cosas y su refutación (o
verificación) que refuta (o corrobora) la hipótesis
originaria se interpone, con toda necesidad, el experimento, o en
los casos más simples, la sencilla observación? |
Sucede que se introducen, necesariamente, otras hipótesis en la
cadena deductiva, que marcan la diferencia entre el refutacionismo ingenuo
y la realidad fáctica en que se mueve la ciencia y el investigador
mismo.
Son ellas:
- Hipótesis auxiliares acerca de los materiales empleados en el experimento: el animal, la aguja utilizada, el líquido inyectado, etc.
- Hipótesis factoriales, que proponen que las variables estudiadas sean las únicas que inciden en el resultado de la experiencia: en el caso relatado por C. Bernard, el supuesto de que únicamente la punción en un solo sitio del cuarto ventrículo producía diabetes.
A su vez, estas hipótesis adicionales pueden ser simples hipótesis
aisladas, o formar parte de sistemas teóricos diferentes al de
la hipótesis puesta a prueba, como podrían ser consideraciones
acerca de la anatomía y fisiología del conejo.
Ahora puede verse con claridad que lo que se contrasta no es
sólo la hipótesis originaria, sino un conjunto
de hipótesis, por lo que el experimentador se encuentra
en condiciones tales que sin violar ninguna regla de racionalidad, pueda decidir que el resultado de la experiencia no refuta
la hipótesis fundamental, sino a alguna de las hipótesis
adicionales. Así se explica que pueda insistir una y otra vez ante
el NO de la naturaleza, y finalmente triunfar.
Para eludir la refutación, formula hipótesis ad-hoc,
nombre genérico que recibe toda hipótesis introducida con
el único fin de proteger los supuestos iniciales.
El código de honor científico, apoyado por el refutacionismo
liberalizado, no prohíbe tratar de evitar la refutación
ante resultados negativos mediante hipótesis ad-hoc. Sólo
prohíbe que se las acepte sin contrastarlas. Su corroboración,
puesto que se refiere a factores intervinientes en la zona de la realidad
que explora la hipótesis principal, aumenta el conocimiento de
la misma, jugando un rol que se juzga como progresivo, y en algunas variantes
del refutacionismo, indispensable para el avance de la ciencia, como sucede
en la metodología de Imre Lakatos, que expondremos en algún
momento.
Las fallas de Claude Bernard en sus intentos de provocar diabetes en
los conejos, y su negativa a considerarlas refutatorias de la presunción
acerca de un centro de control de la glucemia en el cuarto ventrículo,
aduciendo problemas en su punción -lo que ponía en cuestión
a un conjunto de hipótesis acerca de la anatomía del conejo,
la habilidad en el manejo de la aguja, la profundidad requerida por la
punción, etc.-, es una clara muestra de la fertilidad de la tenacidad
de los científicos -obstinación irracional la llamaría
el refutacionismo dogmático-, argumentando ad-hoc contra la respuesta
de la naturaleza a los primeros requerimientos.
No sólo puede objetarse la corrección del conocimiento
acerca de las características que poseen los elementos involucrados
en el experimento, como en el caso citado.
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Las objeciones ad-hoc pueden abarcar también a las hipótesis
factoriales.
Sabemos que una ley estipula que se cumplen ciertas relaciones entre elementos
de un dominio, y que la experimentación busca corroborar el acierto
de dichas postulaciones. |
Sin mencionarla, interviene en el proceso una hipótesis sumamente
importante, que denominaremos con un nombre de larga historia en filosofía,
la cláusula ceteris paribus, por la que se presume
que en el campo problemático en estudio no inciden -además
de los estudiados- otros factores.
Habíamos visto en escritos anteriores el método de las
concordancias y las diferencias de Stuart Mill y que consiste el primero, método de la concordancia, en que si en los casos
conocidos del fenómeno que se investiga tienen solamente una circunstancia
en común, la circunstancia en la cual todos los casos concuerdan,
es la causa (o el efecto) del fenómeno en cuestión.
En cuanto el método de la diferencia, expresa
que si un cierto número de casos tienen todas las circunstancias
-variables, en otra terminología- en común, excepto una,
y en unos un determinado suceso se presenta, y en otros no, la circunstancia
única en la cual difieren es el efecto o la causa, o una parte
indispensable de dicho fenómeno.
Hipócrates dice algo similar, casi 2000 años antes de Stuat
Mill, en un lenguaje que nos es mucho más sencillo:
Hacemos notar que si bien el método de las concordancias y las
diferencias permite evaluar la pertinencia de una variable en la aparición
de un fenómeno, no discrimina si es el único factor, o existen
otros implicados.
Ante una experiencia desfavorable pudiera aducirse ad-hoc, y sin caer
en la irrazonabilidad, que han intervenido en el proceso algunos de los
factores desconocidos.
Cuando algunos resultados perturbadores parecieron contradecir las hipótesis
de C. Bernard acerca del rol del páncreas y el cuarto ventrículo
en la regulación del metabolismo de los hidratos de carbono, los
científicos no las consideraron refutadas. Simplemente adujeron
ad-hoc contra la cláusula ceteris paribus, la importancia de otros
órganos en el proceso. Así, se pudo proponer y demostrar
el papel de la hipófisis -no prevista por C.Bernard-, en el equilibrio
de dicho metabolismo; siguieron luego experiencias similares en otras
glándulas de secreción interna, en un proceso que condujo
a una ampliación del conocimiento fisiológico. Recordemos
que en 1947, Bernardo Houssay, el gran fisiólogo argentino, recibe
el premio Nobel por haber demostrado el papel central de la hipófisis
y otras glandulas de secresión interna en el equilibrio de la glucosa
en sangre.
Una vez más, la apuesta ad-hoc ahora contra la hipótesis
factorial, puesta a prueba rigurosamente, juega a favor del desarrollo
de la ciencia.
Hipótesis auxiliares acerca del material de trabajo, hipótesis
factoriales, cláusula ceteris paribus, hipótesis ad-hoc
forman parte del entramado teórico que se pone en juego cada vez
que el científico comprueba la corrección o la falsedad
de su hipótesis fundamental, debilitando el dogmatismo del método
hipotético-deductivo, para transformarlo en liberalizado. Interpuestas
entre ésta y la experiencia, demoran, amortiguan el poder refutatorio
de los enunciados básicos, contribuyendo en el proceso a aumentar
el conocimiento humano.
Falta un último ingrediente en la liberalización del método:
el cuestionamiento a la verdad indubitable de los enunciados básicos
que conforman la base empírica de la ciencia.
Ya se había establecido el carácter hipotético de
las teorías científicas, así como de todo el complejo
de hipótesis auxiliares que intervienen en ciencia, y con ello
el falibilismo de todo conocimiento, por más sólidamente
establecido que se lo considere.
Es hora de llevar el falibilismo a sus últimas consecuencias,
introduciéndolo también en los enunciados básicos. |