El individuo acepta los roles y las actitudes de otros y también
su mundo. Y por esta identificación se vuelve capaz de identificarse
a él mismo. Este proceso entraña una dialéctica entre
la auto-identificación y la identificación que hacen los
otros, entre la identidad objetivamente atribuida y la que es subjetivamente
asumida.
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La identidad se define objetivamente como ubicación
en un mundo determinado y puede asumírsela subjetivamente
solo junto con ese mundo.
Lo que más importa para nuestra argumentación,
es el hecho de que el individuo no sólo acepta los “roles”
y las actitudes de otros, sino que en el mismo proceso acepta
el mundo de ellos. |
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EN SINTESIS |
Todas las identificaciones se realizan dentro de horizontes
que implican un mundo social específico.
- El niño aprende que él es lo que lo llaman.
La identidad se adquiere a través de los otros significantes.
- Cada nombre implica una nomenclatura, que a su vez implica
una ubicación social determinada.
- Recibir una identidad comporta adjudicarnos un lugar específico
en el mundo.
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- Realice un análisis del siguiente relato relacionando con la
socialización primaria.
“En un experimento se observó a cinco madres jóvenes interactuando
con una niña de seis meses llamada María. Le solían sonreír
continuamente y le daban muñecas para que jugase. Decían
que era dulce, encantadora y que tenía un llanto suave. La reacción
de un segundo grupo de madres con un niño de la misma edad llamado
Ignacio fue notoriamente diferente. Le solían ofrecer un tren u
otro juguete masculino para que jugase. Lo describían como robusto,
guapo y fuerte. María e Ignacio eran de hecho el mismo bebe, vestido de
diferentes maneras.”
Análisis del Ejemplo
Las madres tiene un esquema tipificador de niño/a, que responde a determinadas características sociales y culturales. Las cuestiones que las llevan a identificarlo como niño o niña se corresponden con pautas culturales como la forma de vestirlo, y adjetivos y formas de actuar por las que se reconocen a una niña (dulce, encantadora, de llanto suave) o a un niño (robusto, guapo y fuerte). Si persiste esta situación, y en el supuesto de que se mantuviese en el tiempo la confusión sobre el sexo del niño, la actitud de los otros significantes (que en este caso son el grupo de madres) puede llevar a que internalice el mundo que el grupo de madres le ofrecen como el propio, adoptando comportamientos que lo lleven a cumplir roles determinados. Forma en su conciencia el otro generalizado, identificándose con una generalidad de otros, con una sociedad.
Si el niño acepta los roles y las actitudes de otros significantes y también su mundo, se vuelve capaz de identificarse a si mismo. Es la relación entre la auto-identificación y la identificación que hacen los otros, asumiendo una ubicación en un mundo determinado. El niño acepta los roles, y las actitudes y el mundo de otros; aprende que es lo que lo llaman los otros significantes, recibe un nombre que implica una nomenclatura y una ubicación social determinada y se adjudica un lugar especifico en el mundo al momento de recibir una identidad.
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